martes, 17 de julio de 2012

NOTAS DE PRENSA: DEFENSA PLANEA RECORTAR 20.000 TRABAJADORES


El plan secreto de reorganización de las Fuerzas Armadas españolas propone prescindir de 15.000 militares y 5.000 empleados civiles en los próximos 13 años

elpais.com
MIGUEL GONZÁLEZ Madrid 16 JUL 2012 - 20:52 CET

Se llama Visión 2025, es un documento clasificado y está sobre la mesa del ministro de Defensa, Pedro Morenés, ya en su versión definitiva, desde hace pocas semanas. Su objetivo, en palabras de su autor, el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), el almirante general Fernando García Sánchez, es diseñar un modelo de Fuerzas Armadas “ágiles, adaptables, sostenibles y tecnológicamente avanzadas” en el horizonte del primer cuarto del siglo XXI. De lo que se deduce que el modelo actual no es lo bastante ágil, adaptable ni tecnológicamente avanzado. Pero, sobre todo, no es económicamente sostenible.
En los últimos cuatro años, el presupuesto de Defensa se ha reducido en un 25%, unos 1.500 millones de euros, hasta rondar los 6.300 millones, equivalentes al 0,6% del PIB. Ello ha obligado a reducir drásticamente horas de vuelo, días de mar y ejercicios en el campo, así como a posponer obras de modernización y de mantenimiento, mientras el gasto de personal se disparaba hasta superar el 73% del total. En paralelo, se ha acumulado una deuda de más de 27.000 millones de euros derivada de los grandes programas de armamento que resulta imposible pagar. Ni con los presupuestos actuales ni con los previsibles.
Para romper esta dinámica, que amenaza con hacer de los ejércitos un cascarón hueco e inoperante, Visión 2025 propone reducir 20.000 efectivos. Las Fuerzas Armadas cuentan con alrededor de 130.000 militares —83.000 soldados o marineros y 47.000 oficiales y suboficiales— y 25.000 civiles —6.000 funcionarios y 19.000 contratados laborales—, por lo que el recorte rondará el 13%.
Morenés se ha negado hasta ahora a hablar de reducciones de plantilla,alegando que estas deben ser la consecuencia y no la causa; y que hay que empezar por un análisis de los riesgos a los que se enfrenta la seguridad de España y los medios necesarios para afrontarlos. Pero lo cierto es que la mayor amenaza presente para la seguridad de los españoles es la crisis económica y que otros países se han adelantado a reducir drásticamente sus ejércitos. El último, uno tan poco sospechoso de pacifismo como Reino Unido.
La parte del león del recorte corresponderá al Ejército de Tierra, que deberá prescindir de 10.000 militares, el 50% del total; mientras que el Ejército del Aire y la Armada recortarán 5.000 entre ambos, y el 25% restante, otros 5.000, corresponderá al personal civil.
La idea es que la reducción se materialice a lo largo de 13 años, mediante la amortización de las plazas que queden vacantes y la reducción de los ingresos. De hecho, Defensa ya ha recortado de 83.000 a 81.000 el número de soldados y marineros en los presupuestos de este año y ha reducido en 600 los puestos de empleados civiles, por lo que la rebaja de 20.000 efectivos, que se calcula sobre las plantillas vigentes, podría ser menor en términos reales.
Esta fórmula es la menos traumática, pero presenta varios inconvenientes; el primero es que, mientras el ahorro derivado de recortar el número de soldados —a los que no se renueva su compromiso temporal— es inmediato, los efectos de reducir militares de carrera tardan años en apreciarse; el segundo es el progresivo aumento de edad, tal como se nota ya en la mayoría de empleos militares
Para evitar que se agudice la macrocefalia y el envejecimiento de los ejércitos, Defensa deberá estimular la salida anticipada de los mandos militares sin perspectiva de ascenso. Hasta ahora solo se contempla el pase voluntario a la reserva, pero este resulta poco atractivo para los afectados con el actual panorama del mercado laboral; y escasamente rentable para Defensa, que debe seguir abonándoles hasta el 80% del sueldo. La idea es que dos tercios de los puestos militares que se reducirán, unos 10.000, correspondan a efectivos de tropa y marinería, y un tercio, hasta 5.000, a cuadros de mando: oficiales y suboficiales.
Lógicamente, el recorte de personal deberá plasmarse en una reorganización de las Fuerzas Armadas y en una reducción de estructuras, tanto en los cuarteles generales como en las unidades de combate y las de apoyo. Visión 2025 propone reducir de ocho a seis el número de brigadas con que cuenta el Ejército de Tierra, lo que obligaría a disolver dos. También aboga por cerrar arsenales e instalaciones de la Armada y clausurar un buen número de bases aéreas.
Pero no todos son recortes. Se trata de contar con un Ejército más pequeño pero mejor equipado y eso pasa por un plan de renovación del material que mejore sus capacidades en campos como mando y control, vigilancia y reconocimiento, inteligencia, transporte y ciberdefensa.
De hecho, Visión 2025 no es un plan de ahorro. Asume un periodo de fuertes ajustes que se prolongaría hasta 2015 e iría seguido de una recuperación del presupuesto de Defensa durante la siguiente década. El problema es que nadie garantiza que esta previsión vaya a cumplirse.