Expertos advierten que la falta de empleo y los bajos ingresos de
los padres, genera que los niños salgan a trabajar.
CIUDAD DE MÉXICO0, 16 de septiembre.-
Pocas veces el trabajo infantil, es una elección. Su principal motor, en la
mayoría de los casos, se llama pobreza: ocho de cada diez menores que trabajan
viven en familias de ingresos de hasta dos salarios mínimos.
Y mientras los adultos no tengan
empleos bien pagados será difícil que niñas, niños y adolescentes puedan
abandonar el mercado laboral en el que se exponen a múltiples riesgos, afirman
a Excélsior expertos en infancia.
Seguirán en las minas y los campos
agrícolas arriesgándose a terminar mutilados; a pescar infecciones en los
basureros. O continuarán vendiendo chicles en una esquina susceptibles al clima
y hasta la trata de personas.
De los 39 millones de mexicanos menores
de 18 años, 21 millones son pobres, prácticamente dos veces la población total
de Cuba.
Hoy, según datos oficiales, poco más de
tres millones de niños, niñas y adolescentes entre cinco y 17 años realizan
alguna actividad económica.
Lo que equivale a que toda la población
de Uruguay, incluidos niños, jóvenes y adultos, trabajara.
Niños
expertos en trabajo informal
La mayoría de los menores de edad
obligados a trabajar lo hace en el ámbito agropecuario, lo hacen también en la
industria manufacturera, en actividades de comercio, de servicio y de
construcción.
De los niños trabajadores, 80 por
ciento vive en familias con ingresos de apenas dos salarios mínimos y 65 por
ciento son hijos o hijas de padres que estudiaron si acaso la primaria.
Para Nashieli Ramírez, directora de
Ririki Intervención Social, la cifra que se desprende del Módulo de Trabajo
Infantil publicado por el INEGI en 2009, es apenas la punta del iceberg.
La experta en infancia, adolescencia y
sus derechos detalló que por lo menos seis millones de infantes se encuentran
trabajando en México.
Lamentó que su trabajo no evitará que
la pobreza y exclusión de sus familias se siga perpetuando por generaciones: 48
por ciento de los pequeñitos trabajadores no perciben más de dos salarios
mínimos y a 40 por ciento, de plano, ni se les paga.
Son, eso sí, los que presentan el mayor
rezago educativo y problemas de desarrollo físico.
Ven truncado su derecho a la salud y
hasta el juego.