Mi nombre es Damián Higuero y trabajo como enfermero en un
centro asistencial de una mutua de accidentes de trabajo.
Durante toda mi vida deseé ser
enfermero y después de muchas vueltas y esfuerzos lo conseguí. Conseguí un
sueño que tenía y en el que había terminado por involucrar a toda mi familia.
Todos apoyando y ayudando para que yo pudiera serlo.
Como he dicho, tras mucho tiempo,
conseguí ser enfermero. Una profesión totalmente vocacional y que, básicamente,
consiste en aliviar el sufrimiento y ayudar a los demás.
Hoy nos vemos en el filo de la
navaja, expuestos y arrojados a los pies de los caballos. Somos la primera
línea de choque en cualquier centro médico. Somos las fuerzas defensivas que
\"nos comemos\" el impacto de parar al usuario cuando acuden fuera de
sí.
Yo mismo sufrí en mis carnes una
agresión por parte de un familiar de uno de los pacientes a los que tratábamos.
Paciente al que dediqué sin ir más lejos, 24 horas antes de la agresión,
multitud de cuidados y \"mimos\" dado su estado ante una prueba
médica.
El tema es que, a día de hoy, hace
más de un año y medio de dicha agresión y que, a pesar de haberse celebrado el
juicio pertinente, todavía no he podido cerrar esto. El agresor perdió el
juicio y fue condenado a la irrisoria cantidad de 240€ de multa y 240€ de
indemnización. 240€ que no he cobrado y ni siquiera sé porqué. No sé qué ha
pasado, no me ha llegado ni una sola comunicación del juzgado de Ronda, en la
provincia de Málaga, del modo correcto. Sólo sé que llevo un año y medio
sufriendo las consecuencias morales y, sobre todo, anímicas de \"la ida de
olla\" de un personaje altamente agresivo, perteneciente a una familia
altamente agresiva y con una trayectoria más que dudosa; y que vive, con 24 ó
25 años, del dinero que todos le damos. Con esa edad no está capacitado para
trabajar, pero sí lo está para ir amedrentando y agrediendo a todo el que le parece;
y yo mido 1,85 y peso más de 90 kilos y me dio, ¿eh?. Entre otras cosas, porque
yo sí que tendría consecuencias si me defiendo y sí tendría problemas si se me
ocurre dar un golpe \"abusando de la posición que mi puesto me da\".
En qué país estamos que no se respeta
ni al que pretende ayudar al prójimo, en el que podemos ser insultados y
agredidos en nuestro puesto de trabajo y hemos de esperar meses y años para
poder pasar página. En el que somos el felpudo en el que usuarios y, en los
momentos que corren, Estamentos Oficiales se limpian sus problemas. Somos el
saco que todos golpean y que, aún así, debemos seguir con una sonrisa
atendiendo a todos con nuestra mejor voluntad y profesionalidad.
Para qué, para que más de un año y
medio tras la agresión continúe sin poder finalizar el proceso porque el
individuo se niega a pagar 240€ o porque alguien se ha olvidado de
comunicármelo.
Y luego vemos cómo, si los agredidos
son gente influyente, o simplemente los politicuchos que tenemos hoy día se
quejan de cierto grado de agravio en las palabras de los ciudadanos para los
que supuestamente trabajan, todo se tramita por la vía rápida. Y se dan
soluciones grandilocuentes y altisonantes. Se mandan a los ciudadanos a la
Audiencia Nacional, abren todos los telediarios, y se pretenden dar
escarmientos.
Esto es una vergüenza, de sociedad y
de país. Estoy asqueado de vivir en esto que llamamos España y que nadie sabe
lo que es. Tenemos unos legisladores que no legislan, unos jueces que no juzgan
y no funcionan y un sistema putrefacto desde sus raíces más profundas. Cada uno
puede tener una escala de valores, pero hay valores que tienen que ser comunes
y esos ya no están. Se han perdido de nuestra sociedad. Y cómo se va a
solucionar, recortando de Educación que es lo que nos falta, de Sanidad que es
lo que nos hará falta …
Sólo sé lo que veo y lo que vivo; y
sé y vivo que sólo iremos a peor. Para todos puede tratarse de una agresión no
resuelta de una usuario de la sanidad para con un trabajador de la misma. Pero
para mí es un simple reflejo de lo que vivimos. Y no me gusta. No me parece
decente. No es normal, por mucho que se esté normalizando, que por hacer mi
trabajo se me agreda. Y no es normal necesitar más de un año y medio para poder
cerrarlo. Y no es normal que si, en vez de a un enfermerucho de Ronda, se le
“tose” al político de turno, se líe la que se ha liado.
Repito, no es ni normal ni decente.
Muchos terminaremos por irnos de este país, y en mi caso no es por falta de
trabajo, es porque tanto mi país como la sociedad en la que vivo me agrede, y
como en el caso de mi incidente, no tiene solución y no tiene visas de tenerla.