domingo, 12 de mayo de 2013

¿QUÉ TIENEN DE MALO LAS ACEITERAS DE LOS BARES?


IRENE GÓMEZ PEÑA

Un proyecto de Reglamento -en pleno proceso de votación en la Unión Europea- prohibiría a los locales de hostelería usar estos populares accesorios a partir del 1 de enero en 2014

Estamos más que acostumbrados a verlas encima de las mesas de bares y restaurantes, sobre todo después de que se popularizaran los famosos desayunos andaluces de barrita de pan con tomate y aceite. Las aceiteras o vinagreras son un elemento esencial en cualquier local de hostelería y más en la española, donde el oro líquido es un gran valor para la Marca España.
El «pack» de aceite, vinagre, sal y pimienta es un accesorio común que facilita el aliñado individual de los platos de los comensales. Sin embargo, este instrumento parece tener los días contados después de que el Gobierno español, junto con el de otros países productores de la Unión Europea, haya llevado a la Comisión una iniciativa que prohibiría su uso a partir del 1 de enero de 2014.

Se trata de un proyecto de Reglamento que obligaría a los hosteleros a usar aceites perfectamente etiquetados (origen, calidad, fecha de envasado y consumo preferente) y de un solo consumo -con cierres inviolables e irrellenables y en formato de botella y sobres monodosis-. Con esta medida se evitaría el rellenado de estos envases con aceite de garrafas a granel, del que «a priori» el consumidor no tiene conocimiento alguno.

En este proyecto de Reglamento sobre las normas de comercialización del aceite de oliva se establece que la medida de eliminar las aceiteras rellenables en bares y restaurantes forma parte del Plan de Acción para mejorar el sector del aceite de oliva de la Unión Europea. Este plan contiene una serie de acciones a adoptar, con el objetivo de mejorar la calidad del aceite y su control, a través de medidas para impulsar la imagen del aceite de oliva europeo y una mejor protección e información de los consumidores.

Costes muy elevados

No obstante, el proyecto de Reglamento acaba de ser rechazado en su primera votación después de que países no productores como los nórdicos y Alemania, entre otros, haya mostrado su negativa a esta medida alegando que supondría unos costes muy elevados.
Esto mismo advierte Emilio Gallego, secretario general de FEHR (Federación Española de Hostelería), quien asevera que si entrase en vigor este Reglamento -hecho sobre el que él tiene muchas dudas- «el impacto económico sería muy elevado por el alto coste del embotellado y el embalaje». Esto perjudicaría sobremanera al bolsillo de todos los hosteleros, quienes tendrían que comprar los nuevos envases, además de las habituales garrafas de aceite que, por supuesto, seguirían usando en las cocinas.
«Desde nuestra Federación preferimos que el Gobierno incentive la información sobre los productos que se ofrecen a los clientes a que imponga obligaciones con este tipo de iniciativas», cuenta Emilio Gallego, quien hace hincapié en que el consumidor no conoce las garantías de todos los alimentos que consume en un restaurante -como el vino de frasca o el tomate- y sin embargo, confía en el establecimiento y por ende, en sus servicios.

«Aceites maltratados»

Por su parte, desde la Asociación Española de Envasadores de Acites Comestibles (ANIERAC) se muestran muy contentos con la iniciativa que «llevan persiguiendo desde hace muchos años». Confían en que esta medida mejore la imagen de España a través de su aceite de oliva, bien que consideran «básico» en el fomento del turismo español.
Según apuntan desde esta asociación, lo que más les preocupa es que con el rellenado constante de los envases de aceite se pueda«confundir al cliente», suministrándoles «aceites maltratados» que puedan hacerles creer que son de oliva cuando en realidad son de otro tipo, como el de girasol, o de menor calidad, como el de orujo. En este aspecto, advierten sobre la necesidad de garantizar la seguridad alimenticia y la protección de la calidad.

Evitan el fraude pero contaminan

Desde la OCU ya denunciaron a través de un informe a nueve marcas españolas por tratar de «engañar» al consumidor vendiendo productos etiquetados bajo la variedad «extra» cuando su categoría real es simplemente «virgen», hecho por el que se comercializa aceite de menor calidad a un precio mayor (casi un euro más).

Es por esto que a la Organización de Consumidores y Usuarios esta inciativa les parece buena ya que «se evita el fraude» con el uso de envases no reutilizables. Asimismo, señalan su rechazo al uso de sobres monodosis con los que, según su portavoz, Ileana Izverniceanu, «se pierde mucha cantidad de aceite» porque no se suelen usar de manera completa. Añaden, además que con la producción de tantos plásticos la contaminación es mayor, violando de este modo el principio de consumo sostenible.