sábado, 25 de mayo de 2013

CASAS A 20 GRADOS CONSTANTES, SIN NECESIDAD DE AIRE ACONDICIONADO NI CALEFACCIÓN

Una empresa granadina desarrolla una tecnología capaz de mantener la temperatura constante en la casa sin usar climatizadores.
Se logra con materiales con alta conductividad y un sistema de reciclado de aire.
Así, paredes, suelos y techos convierten el edificio en un gran almacén energético.
Se ahorraría en la luz un 80% en edificios nuevos y un 50% en rehabilitados.


Los métodos de construcción que se siguen en Occidente no parecen los más inteligentes y sobre todo no son los más sostenibles. De hecho, para mantener una vivienda a la temperatura ideal de manera constante, en el entorno de los 20 grados, utilizamos calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Y sin embargo otro modo de construir es posible. 

¿Dónde están los equipos de climatización? Le preguntaron a Feliciano García, un ingeniero granadino inventor de la tecnología sostenible Getech, los arquitectos que entraron a su casa para comprobar como funcionaba su sistema.

En 1984 construyó su casa de Alfacar (Granada) con materiales con alta conductividad de energía y un sistema de reciclado de aire que "consigue mantener mi hogar a 20 grados a pesar de las temperaturas superiores a 40 en el exterior", afirma Feliciano García, mientras muestra orgulloso la patente concedida por Estados Unidos.

"Mi invento consiste en dotar a los edificios de materiales que cobran vida gracias a las leyes de la física como captación de energía y almacenamiento", explica mientras muestra una maqueta en forma de mosaico con hendiduras a la que define como "la piel de la vivienda".

Feliciano recuerda como una lectura sobre termodinámica le brindó un sorprendente camino que decía que “los seres vivos son aquellos que intercambian energía y materia con el medio” y decidió que su vivienda interactuara con el medio. Para ello equipó sus casa con una mezcla de cemento, tierra y otros aditivos para dar conductividad y conseguir que la energía pudiera moverse con facilidad dentro de los cuerpos.

Posteriormente a la construcción de su casa en Alfacar para climas cálidos experimentó sus investigaciones en climas fríos en Sierra Nevada donde "la casa se mantiene a 18 grados a 2.250 metros de altitud y una temperatura exterior que roza en invierno los 20 bajo cero".

Dejar de derrochar energía

La hazaña ha sido convertir cada edificio en un gran almacén energético donde las paredes, suelos y techos formen parte de la piel interna de cada almacén, y que "a través de flujos electromagnéticos se climatice con la energía almacenada".

Una cualidad de eficiencia energética que sorprendió a la Oficina de Patentes fue la "sobrepresión y reciclado del propio aire atmosférico", destaca, mientras explica como "un tubo concéntrico encargado de llevar aire a la calle transmite al otro que lo introduce la energía con turbulencias provocadas por las aletas incorporadas en el mismo tubo".

García se lamenta de no ser el apropiado para impulsar esta innovadora tecnología porque "yo no soy ningún premio Nobel y es necesario que los grandes grupos y ecologistas se interesen porque estamos tirando a la atmósfera seis billones de metros cúbicos diarios de aire cargado de energía sin consumir". Y explica que nuestra sociedad ha tolerado, hasta ahora, "viviendas y otros edificios que potencian el despilfarro energético y acelera el cambio climático".

Hace recuento de lo que podría ahorrarse en la factura de la luz y lo sitúa en un "80% en edificios nuevos y un 50% en los rehabilitados porque prefiero ser prudente" aunque recuerda como los arquitectos que visitaron sus viviendas en busca de equipos de climatización "se aventuraron a decir que nada de 80%, que esto suponía el 100% de eficiencia energética".