martes, 28 de mayo de 2013

LA AUTOPSIA CONFIRMA LA MUERTE POR AMIANTO DE UN OPERARIO DE URALITA

El empleado, que descargaba camiones en la factoría, falleció en 2010 


27.05.13 - 17:44 - 
JORGE MORENO | VALLADOLID

La sospecha de la familia de Cándido B. T. de que su muerte, aparentemente natural, pudiera estar relacionada con su actividad laboral, y la solicitud para que se le hiciera una autopsia antes de ser enterrado, han sido claves para que un Juzgado haya reconocido que el fallecimiento, ocurrido en septiembre de 2010, se debió a una enfermedad profesional. La causa, su exposición continua al amianto, un material altamente tóxico para la salud que genera cáncer.
El reconocimiento de la enfermedad conlleva que la empresa Uralita deba de hacer frente a un recargo del 50% de la pensión que percibe su viuda, que quedó fijada por la Seguridad Social inicialmente tras la muerte en unos 1.000 euros.
El empleado trabajó en la factoría que la empresa Uralita tenía en la carretera de Madrid entre los años 1974 y 1992, fecha en la que se prejubiló. Durante los 18 años, Cándido se dedicó como operario encuadrado en el grupo de cotización 9, entre otras funciones, a descargar camiones de amianto que llegaban a la factoría de Uralita.
El 19 de septiembre de 2010 el extrabajador muere, según la autopsia que le fue practicada, como consecuencia de un mesotelioma sarcomatoide difuso, «enfermedad derivada de la inhalación de fibras de amianto durante el tiempo que estuvo trabajando en la empresa Uralita».
Aunque el Instituto Nacional de la Seguridad Social reconoció a su mujer en noviembre de 2010 una pensión de viudedad y de auxilio por defunción, y en junio de 2011 se amplió la prestación por enfermedad profesional del trabajador, la viuda y sus cinco hijos han tenido que pleitear en un juzgado contra la empresa Uralita y el organismo público para que se le aplicara un recargo de las prestaciones.
Y así ha sido a tenor de la sentencia del pasado 29 de abril, dictada por el Juzgado de lo Social número 1, en donde se estima la demanda de la familia frente a la industria que fabricaba fibrocemento.
La jueza cuestiona los argumentos de la empresa apoyados en un informe de la Inspección de Trabajo, en el que se afirmaba que no constaba que existieran infracciones en materia de salud laboral entre los años 1974 a 1992. «Que no conste no significa que no existieran», dice la sentencia, que añade que «las mediciones de fibras de amianto en el ambiente no eran las adecuadas».
Controles desde 1961
Desde abril de 1961, existía la obligación en las empresas de efectuar controles para evitar la enfermedad de asbestosis, cuyo desarrollo se relacionó con el manipulado del amianto o sustancias que lo contenían, como podían ser guarniciones para frenos y aislantes.
Esa normativa establecía además la exigencia a las empresas para que efectuasen mediciones para conocer el grado de peligrosidad o insalubridad en las industrias que utilizaban este material contaminante. Una obligación que comportaba también la realización de reconocimientos médicos periódicos.
«Y resulta que en la empresa no se realizaron los reconocimientos semestrales y de carácter específico para asbestosis exigibles conforme a la normativa entonces vigente. Ni medidas de protección específicas, como la implantación de aparatos de aspiración de amianto, sistemas de limpieza de ropa y trabajo e implantación de lavadoras en la fábrica de Valladolid», dice el fallo.
La jueza establece una causa directa entre la actividad que realizó el operario en Uralita durante 18 años y su exposición al amianto, rechazando la pretensión de la empresa de que el origen de la enfermedad podría proceder de su estancia durante unos años en Brasil.
Sentada la causa de la enfermedad profesional por un mesotilioma epitelial maligno, la ley establece que procede imponer un recargo de entre el 30% y 50% del importe de la prestación que venía percibiendo la familia del fallecido. En este caso, la sentencia establece el importe más elevado (50%) ya que, según la jueza, «la dolencia que causó el fallecimiento se originó y agravó por los incumplimientos» en el centro de trabajo de Uralita.


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