viernes, 5 de julio de 2013

INMIGRANTES DE UNA PATERA AFRICANA AMENAZAN CON ARROJAR A LOS NIÑOS AL MAR SI SON DETENIDOS

Una treintena de inmigrantes ha llegado hoy a Melilla a bordo de una patera. Entre los ocupantes había cuatro niños, dos de ellos de corta edad. Apenas tendrían un par de años y no sabían siquiera andar, pero ellos han sido la clave para que la patera consiguiera su objetivo de desembarcar en territorio español.

Según la Delegación del Gobierno, los inmigrantes adultos que viajaban con ellos amenazaron a la Guardia Civil con tirarlos al mar si los interceptaban para ser entregados a las dos patrulleras marroquíes que los estaban persiguiendo desde que salieron de las inmediaciones del puerto de Nador.
La institución asegura que los subsaharianos hicieron«gestos inequívocos» de estas amenazas. Fuentes policiales precisan que fueron algunos de los varones adultos los que cogieron a los dos bebés y los sacaron por la borda para dejar claro a los guardias civiles que los dejarían caer al agua si no los dejaban seguir navegando hacia la playa melillense para pisar, al fin, suelo español.
Para la Delegación del Gobierno, este «detalle escabroso y polémico» es a la vez «relevante» para comprender «las circunstancias que acompañan la extrema presión migratoria actual que vive Melilla». En definitiva, el drama de la inmigración manejado por las mafias, a las que ha acusado abiertamente de utilizar a los menores y a las mujeres embarazadas para seguir haciendo rentable su negocio de traficar con seres humanos entre Marruecos y España.
Es la primera vez que la Guardia Civil se encuentra con un chantaje emocional de este tipo en alta mar, más aún teniendo en cuenta las condiciones en que iba esta patera, que previamente había desatendido las órdenes de la Gendarmería Real de Marruecos y el alto de la Guardia Civil. La embarcación, impulsada por un motor, estaba sobrecargada con 31 personas a bordo, y sufría un riesgo evidente de naufragio, lo que hubiera dado lugar seguramente a un «desenlace lamentable».
Para evitarlo, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) se limitó a custodiar la patera para salvaguardar su seguridad hasta que llegó a la orilla de la playa, que en ese momento, pasadas las once de la mañana, estaba llena de bañistas. Muchos de ellos, algunos móvil en mano, fueron testigos de cómo los 24 varones que viajaban en la frágil embarcación azul salieron corriendo y todos en la misma dirección: la Jefatura Superior de Policía, donde obtienen su expediente de expulsión como paso previo a su acogida en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
La Delegación del Gobierno cree que esto no es casualidad, sino una prueba del «nivel de aleccionamiento previo» con el que llegan los 'sin papeles', a los que las mafias recomiendan adentrarse en la ciudad lo antes posible para alejarse de la frontera.
Las tres mujeres que iban en la patera, una de ellas embarazada, y los cuatro niños, se quedaron sentados en la orilla, donde la Guardia Civil le prestó asistencia humanitaria, aunque prácticamente fue innecesario porque llegaron en buen estado de salud y con apetito. Mientras se marchaban hacia el coche-patrulla, mordían de buena gana un melocotón que alguien les dio en la playa.

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